Elogio al cambio de actividad
Andrea Bohórquez Olaya
Periodista
Comité de Comunicaciones
Asociación de Usuarios Sanitas
El ritmo de vida actual, en donde el mundo académico y laboral son cada vez más demandantes; aunados al caos de las ciudades, representado en sus formas de transporte, alimentación y vivienda han creado la enfermedad del presente: el estrés. Según lo planteado en la cartilla No 6 “Sensibilizando sobre el estrés laboral en los países en desarrollo”, escrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2008, los trabajos de mucha presión contribuyen entre un 21 y 32% en la prevalencia de la hipertensión arterial.
El estrés, por tanto, no es un asunto menor. El enorme desgaste emocional, psicológico y físico que desarrollan las personas que lo padecen tiene un efecto preocupante: el deterioro sustancial de la salud y la calidad de vida.
Ante este panorama, las vacaciones dejan de apreciarse como un elemento histórico ligado a la celebración de la semana santa y la navidad; o como un aparataje jurídico.
Según el artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. Por su parte la legislación laboral colombiana, a través del Código Sustantivo del Trabajo, en su artículo 186, señala que quien haya prestado sus servicios durante un año, tiene derecho a quince (15) días hábiles continuos de vacaciones.
El periodo vacacional se configura como un tiempo importante de esparcimiento, en el que las personas tienen la oportunidad de descansar física y mentalmente, pasar tiempo en familia, pero ante todo cambiar de actividad. Un elemento menospreciado en marco de la concepción que tenemos del verbo vacacionar.
De manera equivocada, tendemos a creer que, para lograr descansar durante un período vacacional, debemos embarcarnos en un viaje. Una paradisíaca playa, un cálido campo, o un viaje al exterior, pareciesen ser los únicos escenarios en los que el descanso es posible. No obstante, no hay nada más alejado de la realidad.
Si bien es cierto, un viaje es una oportunidad de modificar nuestra rutina, el descanso tiene relación directa con el cambio de actividad, y no con el cambio de lugar que se habita.
Teniendo en cuenta lo anterior, las diferentes causas que impiden que las personas viajen durante este período vacacional, no son excusa para no descansar adecuadamente. Actividades como aumentar un par de minutos los períodos de sueño al día, hacer una caminata matutina por un parque de la ciudad, realizar actividad física o asistir a un spa, son sólo algunas de las opciones existentes para descansar y cambiar de rutina sin necesidad de viajar.
Es importante tener presente que, durante las vacaciones de fin de año, varias de las ciudades centrales del país, se ven un tanto deshabitadas, como síntoma de una migración masiva de ciudadanos a otros municipios y ciudades. Este fenómeno, posibilita aún más el acceso a algunos lugares, que habitualmente son de difícil acceso en materia de movilidad, o por su alta afluencia de público.
Con el ánimo de motivar su cambio de actividad durante estas vacaciones, a continuación, recomendamos algunas actividades, que puede realizar sin salir de la ciudad y con bajo presupuesto.
Visita al Jardín Botánico de Bogotá
En este lugar se presenta el Festival Brilla Colombia Gigantes de Luz entre el 16 de noviembre de 2019 y el 12 de enero de 2020. Es una exposición de animales gigantes, que cuentan con una iluminación innovadora.
Caminata ecológica al Páramo de Sumapaz
Ubicado en la localidad 20 de la ciudad de Bogotá (Usme), podrá realizar un recorrido de una (1) hora 40 minutos, en donde podrá apreciar animales como el curí, el cóndor, el águila real y el venado blanco.
Ascenso al cerro de Guadalupe
Pese a no ser tan famoso como el cerro de Monserrate, este lugar ofrece una hermosa vista de la ciudad de Bogotá, incluso con un mayor acceso a capa vegetal.