Salud mental y física durante la cuarentena

Giovanna De Silvestri Torres
Comité de Comunicaciones
Coordinadora

«Lo que no me mata, me hace más fuerte».
Friedrich Nietzsche

La salud mental es una parte importante del bienestar y la salud en general. Nos afecta en la manera de pensar, sentir y actuar. También afecta la manera en que manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones durante una emergencia. Las personas con problemas de salud mental prexistentes pueden ser especialmente vulnerables en una emergencia. Deben continuar con el tratamiento y estar atentas a la aparición de síntomas nuevos o al agravamiento de los que ya presenta.

Las afecciones de salud mental como depresión, ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia, influyen además sobre la capacidad para relacionarse y desempeñarse a diario. Estas afecciones pueden ser situacionales (corto plazo) o crónicas (largo plazo).

Es importante entender que una cuarentena rompió las rutinas de nuestras vidas, rompió esquemas que nos hacían sentir cómodos porque nos sacó de nuestra zona de confort. Quizás la sociabilidad, natural del ser humano, es la condición más afectada. Quizás la solidaridad es la condición que más afloró en ésta situación. Encargarse de los cuidados de familiares y amigos puede ser liberador del estrés, pero hay que mantener un equilibrio y no deberíamos olvidar de cuidar de nosotros mismo. Ayudar a otras personas a sobrellevar el estrés, y apoyar obras sociales, también puede contribuir a fortalecer una comunidad.

Para cuidar de nuestra salud mental, se sugiere organizar una rutina diaria y respetarla. Por el teletrabajo, los colegios cerrados y la idea de salir sólo si es estrictamente necesario, establecer y mantener una rutina para el aseo y cuidado personal, para las tareas hogareñas y laborales, asegura que la mente no imagine que está en una situación angustiosa y por ende se reorganice desestabilizando el cuerpo, química e inmunológicamente hablando. Los horarios de comida también se deben respetar.

Además, los menús elegidos deben ser saludables para mantener la barrera inmunológica alta. La ansiedad puede hacer que nos llevemos alimentos no saludables a nuestra boca y eso no es lo ideal.

En tiempos de mayor distanciamiento social, podemos seguir manteniendo contactos sociales y cuidar de nuestra salud mental. Las llamadas telefónicas o las videoconferencias nos ayudan a sentirnos socialmente conectados, menos solos o aislados. Reconocer que no estamos solos es el paso inicial de la solución.

Hoy en día, puede resultar además estresante el hecho de ser aislado del resto de las personas, y con mayor razón si se ha estado expuesto o diagnosticado con coronavirus. Una vez termine el periodo de aislamiento, cada persona puede sentirse de diferentes maneras. En este sentido existen estrategias que nos permitirán entrenar nuestro cuerpo y mente para sobrellevar estos días en casa.

Entre las reacciones emocionales que han detectado en los pacientes recuperados de la COVID-19, se encuentran las siguientes:

  • Sentimientos encontrados, incluidas la sensación de culpa y alivio.
  • Temor y preocupación por su salud y la salud de sus seres queridos.
  • Estrés a raíz de la experiencia de tener COVID-19
  • Angustia por ser monitoreado o serlo por otros.
  • Tristeza, enojo o frustración, etc, porque sus amigos o sus seres queridos tienen temor de contraer la enfermedad al tener contacto cercano, aun sabiendo que ya se encuentra sano.
  • Culpa por no poder desempeñar sus tareas habituales o sus obligaciones, mientras está infectado por el COVID-19.
  • Preocupación ante la posibilidad de volver a infectarse.
  • Mayor consumo de tabaco y/o alcohol y otras sustancias.
  • Incertidumbre y desesperanza, al no saber cuándo se tendrá normalidad y qué haremos para retomar nuestras tareas.

La manera en la que respondemos al estrés durante la pandemia del COVID-19 puede depender del apoyo social de familiares o amigos, la situación financiera, la salud y antecedente emocional, la comunidad en la que vivimos y muchos otros factores. Los cambios que pueden suceder debido a la pandemia actual y la manera en que intentamos controlar la propagación del virus pueden afectarnos a todos. Entender el riesgo para nosotros y nuestros seres queridos, puede ayudarnos a conectarnos con los demás y lograr que el aislamiento resulte menos estresante.

Estar informado acerca de la pandemia y detener la propagación de rumores puede ayudar a reducir el estrés. Entender el riesgo para cada uno y nuestros seres queridos puede ayudarnos a conectarnos con los demás y lograr que la situación en general resulte menos estresante.

El ejercicio y compartir en familia un rato de esparcimiento, también son buenas estrategias para mantener una mente positiva ante esta crisis. Tomar una hora (al menos) al día para realizar la actividad física que más guste, o bailar, hacer aeróbicos u otro entrenamiento. Organizar un plan familiar de ocio y diversión colabora no solo a mantener la unidad familiar sino que controla la ansiedad de comer o no dormir.

A las personas que están más sometidas a estrés durante la cuarentena y que requieren toda nuestra atención, es aconsejable tratarlas con paciencia y explicarles la situación como es. Ser empáticos y transmitirles una información corta, clara y precisa, con calma y seguridad, sin restarle importancia al aislamiento. Es normal sentir ansiedad al no poder salir o recibir visitas. Es recomendable explicarles de qué se trata el brote y cómo reducir el riesgo de infección.

Algunas de las personas que más están sometidos a estrés, están en los grupos siguientes:

  • Aquellos con enfermedades subyacentes.
  • Las personas que actúan como cuidadoras.
  • Los trabajadores del sector salud que están en lo que se ha denominado “primera línea de atención”.
  • Las personas que ya están en condiciones de vulnerabilidad, porque viven solas o en áreas aisladas (incluso en zonas de fronteras); no tienen hogar o viven en sitios de gran aglomeración; son migrantes o son de grupos minoritarios o de etnias; personas que tienen alguna condición de discapacidad.
  • Los niños y adolescentes, que resienten estar lejos de sus amigos y profesores y, algunos, rechazan el estar todo el día con sus papás, es importante encontrar un equilibrio o de lo contrario podrían aparecer problemas psicológicos no deseados en el futuro. Para cuidar su salud mental, es muy importante crearles una rutina para el día que incluya además del estudio cuotidiano, actividades de recreación y tiempo libre. Hacerlos sentir protegidos y seguros en casa, creando un ambiente donde son escuchados y respetados al expresar sus emociones.
  • Los adultos mayores, es una situación casi que inexplicable porque, además de no ver a sus seres queridos, el manejo de la tecnología les es ajeno. Quedarse en casa y dejar de hacer lo que los mantenía activos es una ruptura mental difícil de superar por lo que es normal que la sensación de pánico pueda aparecer. Es necesario que comprendan que al quedarse en casa minimizan los riesgos de enfermarse y programar con ellos momentos de trabajo físico, de relajación y/o de meditación para disminuir la ansiedad.
  • Las personas que han tenido cambios radicales en sus entornos laborales y no saben cómo ajustarse a esa nueva situación, e inclusive para aquellas que han perdido su trabajo y sienten incertidumbre hacia el futuro, es necesario ser resilientes. Es decir, poner a prueba la capacidad de adaptarnos a la adversidad y recuperarnos, reponernos a las situaciones adversas.

Enlaces de interés
Cómo pueden los progenitores ayudar a sus hijos a gestionar sus emociones durante la reapertura de las escuelas

Observatorio Nacional de Salud Mental